Frank Centenario llegó al salón
tras un pedido desesperado. Iris, una conocida del face, lo encontró
lastimado, en un estado deplorable y vagando por la calle. Una Sra "X"
ofreció cuidarlo en un primer momento, pero a los 2 días decidió que era
demasiado para ella y amenazó abandonarlo en el Parque Centenario.
Frank, mimoso, copado, sociable… corría doble peligro: su salud no era
la mejor para estar en la calle por sus propios medios y su dulzura, sus
ganas de sociabilizar con todos (inclusive otros perros a los que se
acercaba curioso) lo hacía aún mas vulnerable. Iris nos mandó una foto y
cuando lo vimos, no lo dudamos: necesitaba nuestra ayuda. Fue así que
lo ingresamos y lo bautizamos como el famoso panadero francés (con
apellido en homenaje al Parque al que nunca fue y todo). Apenas estuvo
en "nuestras manos" comenzamos con los tratamientos y las curaciones.
Las externas y también las internas. Visitó a la oftalmóloga en
reiteradas oportunidades, fue operado de entropión (por su ojito mocho),
fue tratado por haemmobartonella (una enfermedad curable si se agarra a
tiempo pero que a la larga puede hacer estragos), lo operamos de la
boca para que pudiera cerrarla (comer bien y dejar de babear, al menos
en demasía), consultamos muchísimo al traumatólogo para chequear su
mandíbula y las (desconocemos cuantas) cicatrices en los huesos, conoció
a nuestra dermatóloga de cabecera cuando se le cayó un poquito el
pelito y NUNCA pero NUNCA dejó de ser el gatazo fantástico y amoroso que
fue desde el primer día en el que lo conocimos. Es que Franchu era y es
así: un valiente, un sobreviviente, un agradecido, un personaje!
Cuando lo operamos la primera vez, para que no se bajonee ni se
enferme, la súper grosa de Eli (voluntaria del salón que supo llevar a
Inglaterra al peludo de George entre tantas cosas) ofreció su casa de
transito. Y allí vivió Franchu durante 9 meses (meses de muchas visitas
al vete y de una difusión que no le hacia justicia, ya que se quedaba
corta cuando hablaba de sus bondades, de su cariño, de sus locuras
lindas y de lo bombonazo que era, es y siempre será). Peeeero… todo
llega. Y lo que llega después de una larga espera, es muchísimo mas
genial y apreciado. Llega con toda la fuerza. Y en esta historia de
muchas idas y venidas, de un gatazo como pocos, de cucharitas felinas y
de besos babosos por doquier, entran los dos súper genios de Lucia y
Germán, adoptantes de Simón… un ex sarmientito, que leyeron su historia,
se emocionaron y quisieron darle un cierre bien merecido. Una chance…
LA chance que estábamos (todos) esperando..
Frank ahora se
llama Severino, tiene hermana perruna, un hermano gatuno, con quien de a
poco ya se va entendiendo (no podía ser de otra forma ya que ambos son
dos gomas y dos bombonazos, jajaja!) y un hogar mas que definitivo. Un
hermoso y afectuoso hogar. Ya se conoce con el vecino a quien visita,
juega mucho, hace lio y tiene momentos contemplativos junto a Simon
mirando por la ventana!!! Que mas podemos decirles? Una vida de gato
fantástica. Y todo todo todo un súper futuro por delante.
Gracias Iris por salvarlo. Gracias Barbie por recibirlo (y llevarlo
junto a Pao a los vetes externos tantas veces, con una pillada
monumental incluída). Gracias a todo el salón por quererlo, cuidarlo y
mimarlo tanto tanto tanto. Gracias Eli por darle una casa transitoria
llena de amor y de alegría (su increible recuperación en todo sentido se
debió a tu cariño y a la contención recibida de tu parte durante todo
el tiempo que precisó). Y gracias a los maravillosos Lu y Ger, que
abrieron su corazón y sumaron a este precioso bombón a sus vidas, sin
importar las nanas o su historial, haciendo la diferencia y priorizando
lo bueno. Gracias. Gracias. Gracias :D
Señoras y señoreeees… el abrazador y besuqueiro FRANK CENTENARIOOOO ADOPTADISIMO!!!!. Y QUE SEAN RECONTRA SUPER FELICES!!!!!
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