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10 de julio de 2015

La leyenda de las gatas Carey

Cuenta la leyenda que hace varios siglos, el Sol le suplicó a la Luna que lo tapara un rato. Quería una coartada para ausentarse del cielo, para bajar a la Tierra y ser libre aunque sólo fuera por un momento. 

El Sol quería dejar de ser el centro del Universo, quería que nadie se diera cuenta de su presencia y pasar inadvertido para sentirse liberado de tanta presión. La Luna, ante tanta súplica, accedió y un día de junio cuando el Sol brillaba más que nunca, se acercó al él y lo fue cubriendo poco a poco para que los mortales de la época no se sorprendieran de golpe con la oscuridad.

El Sol, que desde lo alto hacía millones de años que observaba la faz de la Tierra, no lo dudó y para sentirse libre y pasar desapercibido se hizo corpóreo en el ser más perfecto, rápido y discreto que había: una gata negra. 


Pero la Luna, perezosa, enseguida se sintió cansada y sin avisar a su amigo el Sol, se fue apartando. 

Cuando el Sol se dió cuenta ya era demasiado tarde. Salió corriendo hacia el cielo y huyó tan rápido que se dejó en su morada momentánea parte de él: cientos de rayos de Sol se quedaron dentro de la gata negra.

Desde entonces, todos los gatos que nacieron de la gata negra eran lo que nosotros por desconocimiento llamamos gatos carey. Su manto oscuro se ve roto por cientos de rayos rojos, amarillos y naranjas. Y lo que la gente tampoco sabe es que su origen solar les atribuye propiedades mágicas: atraen la buena suerte y las energías positivas.
Si su cara se divide en dos (como sucede habitualmente en los "gatos carey") es para evidenciar su doble naturaleza gatuna y divina.



Nuestra modelo, Jane, una gatuna adulta, carey, mágica, que espera a su adoptante ideal. ¿Serás vos?

¡Jane está en adopción! Si querés conocerla escribinos a gatitosdelasarmiento@gmail.com

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